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Nahle, la crisis política la obliga a solicitar licencia a la gubernatura

  • Foto del escritor: EDGAR HERNÁNDEZ
    EDGAR HERNÁNDEZ
  • 15 oct
  • 3 Min. de lectura

@LíneaCaliente


Edgar Hernández*


Es tal el desgaste y pérdida de crédito de cara al rechazo veracruzano -solo sus abonados hablan bien de ella- que la gobernadora Rocío Nahle debería irse.


Debe solicitar licencia al cargo para permitir el regreso de la paz social y el reordenamiento de las instituciones.


Ese es el clamor de los veracruzanos del norte, centro y sur de la entidad. Esa es la voz de la opinión pública que recoge el sentir ciudadano tras su desatinado papel desempeñado antes, durante y después de las inundaciones que dejaron una estela de destrucción y muerte.


Eso es lo que incluso reclaman las reglas del juego a una mandataria que perdió el rango por su arrogancia, impericia, el minimizar para congraciarse y mentir buscando engatusar.


Caro han costado sus desplantes.


Más cara la responsabilidad de quien hoy busca escabullirse de la tragedia, de las muertes las decenas de veracruzanos por un fenómeno que pudo preverse, pero al no tomarse las medidas adecuadas provocaron una desgracia nacional.


Hoy pretender parchar la realidad y llamar humildemente a la “unidad” y a no politizar la tragedia, pero no bastan para el deslinde.


Tampoco acudir, como medida emergente, a los 10 mil Servidores de la Nacional para que recorran a toda prisa los 50 municipios afectados repartiendo dinero “para que nuestros hermanos -solo los afiliados a Morena- compren sus medicinas, alimentos y lleven a sus enfermos al doctor”.


Es demasiado tarde.


A escasos cinco días de la tragedia el juicio de Fuenteovejuna es definitivo, la señora debe irse, está obligada a solicitar licencia ante la pérdida de su autoridad, al quedar deslegitimada, al no haber sido útil en momentos cruciales y dar paso a la destrucción y muerte para decenas de veracruzanos que, para colmo, ni siquiera son sus paisanos.


Rocío Nahle, en efecto, no llevó las inundaciones a los hogares. Tampoco abrió las compuertas de las presas, es más, ni siquiera se enteró de la creciente y desbordamiento del río Cazones, simplemente le encargo a la doctora, no se sabe si en ciencias ocultas o antropología, la Lupe “¡Como me ha ayudado!” estar al pendiente.


Simplemente se remitió a su vida social y burocrática convencida de que todo seguiría bajo control sin imaginar lo que le esperaba.


Ya para el jueves todo fue coser y cantar en su Palacio, nunca surgió alerta alguna, jamás le pasaron el reporte de la creciente de los ríos… tan solo esa insoportable levedad de ser de la que habla Kundera, la misma que la tenía en el ocio, la descalificación, el regaño y el ejercicio de la autoridad para ¡que sepan quien manda cabrones!


Fue la misma que la llevó a declarar que el desborde del Cazones era "ligero" y que en Veracruz no hay tragedia solo un “estancamiento”.


Fue así como, sin darse cuenta, el agua le empezó a llegar hasta el cuello.


Ya para el viernes la ira popular empezó a crecer y a crecer y ya para el sábado, cuando todo estaba fuera de control, fue que la arrogante mandataria no tuvo más que pedir el auxilio la jefa, Claudia Sheinbaum, quien abruptamente arriba el domingo a la zona de desastre.


Entre reclamos y gritos se presenta en Poza Rica evalúa las afectaciones, pero se muestra incapaz de contener la lluvia de reclamos, mentadas de madre y el repudio a Nahle.


La escenografía política y el manipuleo se le vinieron abajo.


No hubo explicación posterior que valiera; no funcionó echar la culpa a los periodistas ante la pila de cadáveres y 300 mil damnificados. La “comentocracia” a la que llamó “ruin” la presidente o presidenta, lo que sea, se le volteo ante la ausencia del respaldo de la sociedad civil que la reprobó dejando como primera damnificada a Nahle quien ya mismo rumia sus desatinos.


Hoy es la Marina y el ejército y sus helicópteros los que mandan. Es Protección Civil de México la que instruye. Es la Secretaría de Salud de México la que atiende, la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT) la que rehabilita, el IMSS de México, el que apartó a las “camionetitas de la salud” para dar atención en serio y es el dinero de la Secretaría de Hacienda de México el que manda.


Nahle quedó fuera.


Tiempo al tiempo.


*Premio Nacional de Periodismo

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