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Lo mismo, pero no es igual

  • Foto del escritor: MIGUEL TIRADO RASSO
    MIGUEL TIRADO RASSO
  • 7 ago
  • 3 Min. de lectura

TEMAS CENTRALES


Miguel Tirado Rasso


Lo menos que se podría esperar 

de los morenistas de alta jerarquía, 

es una actuación diferente y evitar 

despilfarros y ostentaciones insultantes. 


Vaya trabajo que le ha costado a la presidenta de Morena, Luisa María Alcalde, tratar de marcar las diferencias entre los lujosos paseos de sus correligionarios morenistas por Europa y Asia y los que, a su entender, realizaban los innombrables políticos de los gobiernos de “antes” de la 4T. Con mucho énfasis afirma que “no son iguales”, aunque su comportamiento, los lugares visitados, los hoteles reservados, las comidas degustadas, los vinos saboreados y el “shopping,” disten mucho de ser distintos unos de otros.


Según la joven dirigente, la gran diferencia está en que “En el pasado, los viajes y derroches, se hacían con dinero público…para viajar, afirma, aquí y allá a Europa, Estados Unidos y a todo el mundo con el dinero del pueblo.” Mientras que, los de Morena, lo hacen “con sus recursos propios.  Y precisa, lo que no es delito ni un acto de corrupción.”. En otras palabras, es lo mismo, pero no es igual. 


Habría que averiguar si, como lo afirma con contundencia Luisa Alcalde, los legisladores y funcionarios de la 4T cubrieron “sus viajes y derroches” con su propio dinero, pues con los topes salariales que el fundador de Morena impuso para que nadie ganara más que el Titular del Ejecutivo, resulta difícil imaginar que, esos sueldos recortados, alcancen para pagar las tarifas de los hoteles de cinco estrellas en que se hospedaron, cubrir sus opíparas comidas y vinos y todavía sobre para sus compras en tiendas de alta gama.


Uno de los viajeros de la 4T sorprendidos por la “lente indiscreta de algún celular”, el diputado Ricardo Monreal, líder de la fracción parlamentaria de Morena, a su regreso de España, se quejó de que nunca había sentido tanto acoso, calificando de perverso el cuestionamiento sobre los viajes al extranjero de personajes públicos. El diputado se defiende, afirmando que no hay irresponsabilidad si los servidores públicos pagan sus viajes. Para concluir que “ni fue indebido ni fue ilegal ni fue inmoral”. 


Pero el diputado se equivoca, porque, por lo pronto, hay incongruencia con uno de los principios que debería guiar la actuación de los miembros de este partido: la austeridad republicana. Un principio que, guste o no, se planteó como distintivo de ese movimiento político y que debieran reconocer y cumplir, a carta cabal, quienes, por voluntad propia, se incorporaron a sus filas. Lo menos que se podría esperar de los morenistas de alta jerarquía, es una actuación diferente y evitar despilfarros y ostentaciones insultantes. 


Durante varios días, la Presidenta Claudia Sheinbaum puso acento en su posición respecto de los viajes placenteros de sus colaboradores. “Mi opinión, aseveró, siempre será que el poder es humildad, el poder se ejerce con humildad…Tenemos una responsabilidad de seguir insistiendo, que los viajes lujosos y la vida lujosa no tiene que ver con el movimiento de transformación, independientemente de donde vengas,” sentenció la mandataria.


El mensaje de la Jefa del Ejecutivo fue claro, aunque incómodo para más de uno, que se sintió lastimado. Algunos de los sorprendidos en fuera de lugar, mostraron su rebeldía alegando que, con su dinero, pueden hacer lo que les plazca. Cierto, pero entonces, ¿qué hacen en Morena? Porqué militar en un partido, cuyos principios recomiendan vivir en la justa medianía, sin lujos; en el que se afirma que el poder es humildad. Porque el tema no es cuánto dinero se tiene, sino cómo y en qué se gasta. 


Por lo que se ve, en Morena hay poca convicción juarista y sí mucho interés en disfrutar de las mieles del poder.

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