Veracruz: cuando el crimen deja de esconderse y el gobierno deja de disimular
- laruedadelpodermx

- 5 ago
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En la opinión de
Cayetana Mars
No estamos hablando de rumores.
No se trata de “presuntas alianzas”.
Aquí hay nombres, fechas, rutas, plazas y apellidos.
Veracruz, herida y saqueada, ha sido entregada, no conquistada, al Grupo Sombra, heredero de los Zetas, operador de huachicol, de armas, de votos y de miedo. Lo demás son adornos.
Mientras el pueblo sobrevive entre miedo y balas, el poder se reparte favores con criminales.
Mientras los cadáveres se amontonan en Tuxpan, Papantla y Poza Rica, el discurso oficial habla de paz social.
Mientras la prensa calla o muere, la impunidad tiene licencia, escoltas y cargo público.
La violencia en Veracruz no es casual. Es negociada.
La paz que aparece de la noche a la mañana no es producto de estrategia. Es producto de un acuerdo.
¿Y quién responde?
¿Quién aclara si lo dicho sobre Cuitláhuac, Eric Domínguez, la fiscal, la gobernadora, es mentira o verdad?
Porque el silencio no es neutral.
El silencio es complicidad.
Ya no basta con negar.
Ya no basta con victimizarse.
Cuando el crimen tiene jefes de plaza y los jefes de plaza tienen credenciales oficiales, el Estado de Derecho ha sido humillado.
Amigos míos:
Esto no es un escándalo.
Esto es una traición.
Y cuando el gobierno pacta con el crimen, el pueblo tiene el deber de recordarle algo simple:
El poder no se da para protegerse entre cómplices. El poder se da para servir.
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