RECUERDOS
- CARLOS RAMOS PADILLA

- 28 ago
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CARLOS RAMOS PADILLA
Leí con gusto y atención la colaboración del Presidente del Consejo Consultivo de la CIRT, Adrián Laris Casas, “Historias de la Radio” publicada en El Heraldo, dando justo homenaje a uno de los grandes entre los grandes en la industria Radiofónica:
Luis Ignacio Santibañez un destacado locutor y maestro de ceremonias. 42 años activos en la locución en donde enfatizó el valor del trabajo duro y la dedicación a su profesión. Adrián Laris provocó que abriera el recuerdo emocional y mental en mis tiempos cuando fui director de noticias de Radio Fórmula y radio Trece, momentos que me permitió consolidar una enorme amistad con Pepe Laris, personaje honesto, culto y de un enorme sentido del humor.
Fue en sus oficinas, desayunando, la última ocasión que lo vi, día exacto que me prometí una cita con el entonces rector Enrique Graue para comunicarle oficialmente ser galardonado con la estatuilla de la Academia Nacional de Periodista de Radio y TV (Anpert) que entonces tuve el honor de encabezar.
Un abrazo el de Pepe, que nunca se olvida. En esa época, Don Rogerio Azcárraga estimuló la idea de mantener al aire el noticiario “los 40 grandes comentaristas”. Eso me permitió conocer, dirigir y aprender de enormes figuras de la radio y TV quienes conducían el informativo: Pedro Ferriz Santacruz, León Michel, Luis Cáceres, Ángel Fernández, Jorge Zúñiga, Fernando Marcos y Jacobo Moret (todos ya fallecidos).
Ahí en ese grupo participaba Luis Igancio Santibañez con más de 35 años de experiencia como voz de la presidencia de México. Hombre fino en sus modales, muy inteligente, culto, educado y con enorme clase. Le gustaba platicar conmigo en mi oficina siendo prudente en su contenido y tiempo. Nadie, salvo Don Rogerio y yo, sabíamos (hoy cometo la indiscreción) que parte de mi responsabilidad cotidiana era elaborar el editorial de la estación que el propio Luis Ignacio leía al aire. Nunca modificó alguna idea o palabra de lo que yo le preparaba.
El destino me permitió recibir la última llamada telefónica en vida de Luis Ignacio, cosa que llamó mucho la atención de su hijo quien me señaló que ya no tenía contacto con nadie.
Me informaron que tenía cáncer, si mal no recuerdo en la garganta. Esperé en la línea por algunos minutos porque fueron por él a su recámara. Agotada su voz, con problemas de respiración sólo me alcanzo a expresar: “Carlitos, estoy bajando la cortina de mi vida”.
Hubo un profundo silencio, respetuoso y que pareció prolongado. Intenté palabras de aliento pero del otro lado prevaleció eso, el silencio. Días después murió perdiéndose un enorme valor en la historia y formación de la radiodifusión pero también de los personajes que se convierten en leyendas.
Muchísimas anécdotas que viví y compartí con estos hombres del micrófono que me aceptaron, sin considerar la diferencia generacional, como parte de sus vidas.
Día con día, mañana con mañana, eran experiencias nuevas, la gran mayoría divertidas, en esa cabina de transmisión. Queda pues, gracias a Adrián Laris, el rendir homenaje a quienes nos formaron y edificaron una de las etapas más bellas de la radio y TV en México y como decía mi inolvidable Jorge Zúñiga Campos “con grandeza vive quien hecho a grandeza esta”.
Gracias Adrián por las remembranzas y van dedicados a ti estos apuntes.
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