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MALAS NOTICIAS

  • Foto del escritor: CARLOS RAMOS PADILLA
    CARLOS RAMOS PADILLA
  • hace 35 minutos
  • 2 Min. de lectura

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CARLOS RAMOS PADILLA


El cambio de responsabilidades legales del “chapito” y la aprehensión de Julio César Chávez Jr, no significan más que malas noticias para México. Una serie de delincuentes, los más peligrosos del planeta son mexicanos y estos están presionando y orillando al gobierno federal a la desesperación.


Estos criminales están vinculados con diferentes cárteles de la droga y un sujeto como Ovidio no debió ser liberado ni con orden de amlo porque tendría que enfrentarse a las sanciones que determinará la justicia. Gran parte de la opinión pública desea y demanda que los integrantes de la familia Guzman suelten información para aprehender a aquellos que desde el gobierno o la milicia favorecieron su actividad asesina. Y la expectativa social tiene sustento dado que a pesar de los miles y miles de desparecidos y muertos no hay un solo detenido, por el contrario, se les favoreció con la protección a “sus” derechos humanos.


Amlo es el gran responsable de la lamentable situación que registra el país. La corrupción gubernamental desde el huachicol, pasando por la sociedad con cárteles, hasta la construcción de las obras faraónicas, está siendo documentada por autoridades extranjeras mientras aquí el gobierno apuesta al olvido o la prescripción de los delitos.


Amlo debería estar bajo custodia, en interrogatorios y limitado en sus derechos constitucionales. Pero no solamente él sino la cadena de incondicionales corruptos que siguieron sus órdenes y cometieron todo tipo de irregularidades abusando de cargos y poder.


Muy malas noticias cuando el mundo entero se informa de las atrocidades de estos sicarios pero con la agravante de un gobierno protector y cómplice.


Un aparato burocrático que se empeña en la protección de los malosos porque saben, y lo saben bien, que si cae un pez gordo, la caída de naipes se acelerará y el “movimiento” creado por el tabasqueño se romperá desde sus cimientos cuando las ratas empiecen a abandonar el barco.


Entre más tarde el gobierno en raccionar, más crudas serán sus negativas exhibiciones. La avalancha de datos, cifras, nombres y acontecimientos ya en los archivos estadounidenses no se pueden detener porque les afectaría sobremanera.


Son ya temas de justicia no de política.


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