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La última y nos vamos al “Guadalupe-Reyes”, antes una revisión al infausto 2025 de Nahle

  • Foto del escritor: EDGAR HERNÁNDEZ
    EDGAR HERNÁNDEZ
  • hace 16 minutos
  • 3 Min. de lectura

@LíneaCaliente


Edgar Hernández*


Se va 2025.


Para buena parte de los veracruzanos en materia gubernamental fue un año vacío, sin resultados y ¡Pá colmo! plagado de desgracias.


Fue un año de mentiras o -para ser generoso- de verdades a medias, un año en el que la desgracia por las inundaciones, que para la gobernadora Rocío Nahle fueron ligeras, devastó el norte de Veracruz.


Termina 2025, un año durante el cual el crimen organizado sacrificó a decenas de ciudadanos y los Carteles sometieron a infame control a más de 70 municipios de los 212, es decir, un dominio territorial que supera la tercera parte de la entidad.


2025 queda marcado por el asesinato de la profesora Irma Hernández que para Nahle inopinadamente falleció de un “infarto” y no a manos del “Grupo Sombra”, el nuevo imperio del crimen organizado que en este agonizante 2025 cobró carta de naturalización.


Un año en donde las elecciones del pasado 2 de junio mostraron que al menos el 52 por ciento de los veracruzanos mostraron su repudio a Morena y a su gobernadora que solo acertó a reconocer que en una elección se gana o se pierde.


Fueron infaustos 12 meses en donde se registra una elección amañada para la renovación del Poder Judicial al que arriba una plaga de jueces y magistrados con estudios básicos, una burda elección de acordeón.


Un año en donde la gobernabilidad se combinó con la brujería y limpias.


Un inescrutable 2025 donde se tomaron decisiones arbitrarias como la deposición de la titular de la Fiscalía, Verónica Hernandez Giadans quien, si bien estaba hasta el cuello por sus ligas a los carteles, sería echada pisoteando la constitución.


Un 2025 que puso al descubierto la incapacidad de los equiperos del primer círculo de Nahle quienes al comparecer ante el Congreso mostraron no solo su ignorancia, sino un notable valemadrismo.


Ahí, para el anecdotario de la risa, queda el secretario de Desarrollo Económico, Ernesto Pérez Astorga, el moderno Cantinflas que no rebuzna porque no le sale el tono.


¿Y qué decir del de Turismo, Igor Roji, con una ignorancia enciclopédica que lo mismo confunde playas con montañas?


O como fue el caso del de Seguridad Pública, Alfonso Reyes, un vicealmirante que no sabe pronunciar su nombre de corrido, un funcionario rebasado por la criminalidad que sabrá de aguas profundas, pero nada de criminalidad en el macizo continental.


Termina 2025 en donde Veracruz queda colocado en segundo lugar en feminicidios, en donde se inventa como logro de Nahle el abatimiento de la deuda pública cuando simplemente el gobierno federal dispensa el pago de adeudos al Seguro Social e ISSSTE ya que en los hechos los veracruzanos seguimos endeudados con 42 mil millones de pesos.


En este 2025 es donde se corre el maquillaje del gobierno de la improvisación, el del ridículo con sus programas incumplidos de Bachetón Fugatón, Aguatón y creo que todo lo que termina en “ton” -¡vaya ridículo!-que sirvieron para maldita la costa.


Fueron 12 interminables meses en donde los “Carritos del Bienestar” -vaya con el gobierno de las ocurrencias- solo exhibieron la falta de medicamentos y las transas con su compra etiquetada para los amigos y compadres.


Fue un año en donde se puso al descubierto que ocupamos el primer lugar en Huachicol Fiscal y que las refinerías clandestinas en Coatzacoalcos y las Vigas están a la vista con millones de litros de petróleo ilegal bajo resguardo.


Ha sido un 2025 donde la de Zacatecas tal vez sepa mucho de su terruño, pero de Veracruz no sabe de su regiones ni municipios y lo mismo confunde Tlalixcoyan con Tlapacoyan que a nuestros héroes sacrificados hace un siglo con “personas que acabo de saludar”.


Ello sin contar sus mejores esfuerzos por ser omisa en la rendición de cuentas por lo gastado en Dos Bocas, dejar en claro como está el asunto de sus millonarias residencias o el favoritismo en favor de su yerno Fernando Bilbao Arrieta por más de mil millones de pesos en más de 700 contratos por adjudicación directa para la adquisición de medicamentos, que alcanzaron hasta 885 % de sobreprecio, y en algunos casos no existen pruebas de que las medicinas fueran entregadas.


¿Y qué decir de los negocios de su esposo José Luis Peña?


¡Uf!


Con el gobierno de Nahle a la vuelta de un año es el cuento de nunca acabar. Hagamos, sin embargo, una pausa.


Vamos a los buenos momentos con la familia y amigos en estas fiestas.


Tiempo al tiempo.


*Premio Nacional de Periodismo


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