EL SILENCIO
- CARLOS RAMOS PADILLA

- 13 oct
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CARLOS RAMOS PADILLA
Aún confundida entre activista y gobernante, Claudia Sheinbaum mostró abiertamente su personal ideología haciendo a un lado su carácter de Jefe de Estado que debe corresponder a lineamientos constitucionales, de diplomacia y alta política. Dentro de la oratoria los tonos, matices, el ritmo y los silencios son importantes.
Muchas veces el silencio es tan poderoso como el grito más sonoro. El énfasis y el puño cerrado son muestra de poder, el silencio de dominio pero también de rendición.
Sheinbaum prefirió la vergüenza de un silencio intencional al emitir su posición acerca de la noticia de que María Corina Machado ganó el Premio Nobel de la Paz. Vamos esta feminista disfrazada, Sheinbaum, ni siquiera reconoció que como mujer latinoamericana marcó historia.
El contrapunto: Machado es mundialmente reconocida por sus agallas, su valentía, su disciplina moral, Sheinbaum mostró envidia, amargura, odio y rencor. Machado es símbolo de resistencia, Sheinbaum de absurda sumisión. “Sin comentarios” fue la expresión que dibujó a la presidenta (con a) que cree habla por todos los mexicanos.
Haber reconocido a Machado por su fuerza bien ganada era obligación de estadista. Regatear el triunfo de los demás como respuesta a alianza con dictadores y tiranos deja una huella de rechazo colectivo. Es más meritorio defender al expresidente que hirió profundamente al país y le heredó la inaceptable mancha del crimen organizado y corrupción, que valorar la estatura de personajes universales que como Machado ya reconoció que el galardón tendría que ya ser asignado a Trump.
A Sheinbaum le salió la activista ceuista que a grito callejero imponía condiciones, solo las suyas las que reventaban a la sociedad y dinámica académica con paros, pintas comunistoides y bloques. Esa y siempre ha sido su moneda de negociación. La altura, la categoría, la clase de una gobernante quedó reducida a esas sin palabras sin sentido, sin rumbo, sin armonía: “Sin comentarios”.
No honró a las mujeres, ni honró a los triunfadores, ni honró la lucha de quienes defienden al Estado de Derecho, la paz, la libertad y los más elementales derechos humanos.
El silencio también es muestra de vacío, de hostilidad, de abandono y de mediocridad. La presidenta (con a) dejó clara muestra que aún festejando su primer año en Palacio, no tiene capacidad de decisión, no tiene autonomía de acción, pero sí servilismo y miedo a su antecesor.
Y es pública su posición al señalar que sus adversarios pretenden separarla del tabasqueño. Grita, se desgañita en asambleas de plaza sobre la soberanía, pero no atiende a los verdaderos llamados que eso significa en voz de Machado.
Nadie debe permitir que una nación y sus pueblos vivan arrodillados, condicionados y amenazados por corruptos y trasiego de drogas, léase asesinos si les incomoda el término “terroristas”.
Sheinbaum trata de fingir un liderazgo con aquello de “no llego sola” y engañar con escoltas de honor formadas por cadetes mujeres. Ese es el maquillaje, la chaquira, los espejitos.
Aquí se ha atacado a valientes con Norma Piña, de eso hay constancia. Aquí se ha demeritado e incluso rechazado la labor de las madres rastreadoras. Aquí hay un falso, muy falso discurso de género por la inseguridad en sí misma. “Vamos bien” se dice frente al espejo de los acarreados con conflictos muy serios con Ecuador, Panamá, España, Estados Unidos, Perú…ahí se quieren meter, ahí se han metido lo de la izquierda radical, los miembros del Foro de São Pablo, pero cuando les arrebatan las banderas de la intolerancia y gana la gallardía de la defensa nacional enmudecen con un “sin comentarios”.
Se enorgullece, dice, de defender a las mujeres pero sobrevive, sí, sobrevive bajo los mandatos de un varón y su familia. Sola ella, sin adversarios, enemigos o críticos, mostró su estatura, su real desempeño ese que le permite más codearse con Layda Sansores que con los premios Nobel.
Un moderado, aunque no sincero, aplauso a la ganadora de lo que ella nunca aspirará, hubiera sido suficiente para dejar en claro que protestó al cargo para respetar y ser respetada, para no intervenir en asuntos o juicios externos y para, con toda determinación, hacer grande a la patria.
Ha de doler saber que Machado y Trump son reconocidos por frenar guerras y alentar la paz, por derrumbar a tiranos y mostrar el músculo de la libertad.
Estos dos personajes no se cobijan, no esconde cementerios clandestinos, ni protegen a saqueadores del país, no regalan los bienes nacionales a dictaduras y no permiten el engaño y la manipulación barata.
Ojalá algún día escuchemos desde la mañanera una dura disciplina, una enérgica voz en defensa de las instituciones y el respeto a la ley como lo hacen desde sus tribunas Trump y Machado, nos guste o no su estilo, sus formas y métodos, pero su tenacidad y fuerza les generan sus valores nacionalistas, esos que aquí no se ven.
La dignidad de un gobierno no descansa en vitalizar videos mostrando como se confecciona la banda presidencial y como se toman medidas pera que le ajuste bien a la presidenta (con a).
Tampoco se mide, está usando la ceremonia cívica para arrebatar condiciones y apellidos a mujeres a razón de que no pertenecen a nadie. Eso se demuestra, no se vocifera.
No le convence la decisión del Comité Nobel pero sí le conmueven las diatribas baratas de Fernández Noroña, esa, esa es la enorme y gran diferencia.
La adhesión política a gobiernos como el venezolano, iraní, cubano o nicaragüense son la razón de mantenerse vigentes no por el intercambio de razones con los grandes, los promotores de cambios y vanguardia.
No hay nada pero que dejar una página en blanco sin letras o una tribuna pública sin palabras.
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