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El reciclaje del descrédito diplomático

  • Foto del escritor: laruedadelpodermx
    laruedadelpodermx
  • 31 jul
  • 1 Min. de lectura

Nota de Corresponsales


Mexicali, Baja California.- El reciente nombramiento de David Pérez Tejada Padilla como Cónsul General de México en Nueva York no es una sorpresa, sino la confirmación de que la diplomacia mexicana se ha vuelto botín de lealtades maleables y pactos de conveniencia.


Pérez Tejada no ha hecho carrera diplomática. Su carrera ha sido partidista: saltó del PRI al Verde, y hoy se acomoda bajo la sombra de Morena. No por principios, sino por cálculo. No por vocación pública, sino por supervivencia política.


Peor aún: su apellido evoca en Mexicali el desorden, la simulación y la desvergüenza. Su hermano, Francisco Pérez Tejada, terminó su gestión municipal envuelto en acusaciones de corrupción que nunca se aclararon, pero sí se premiaron con el olvido.


Hoy, en vez de representar al país con dignidad, nos representa en el exterior la evidencia del cinismo institucional: México recicla sus errores y los exporta como si fueran virtudes.

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