Una Ganancia Contable no es una Victoria Estratégica

En La Opinión de

Dominika Cohen

La reciente declaración de Pemex, reportando utilidades por 16 mil millones de pesos en el primer semestre del año, podría interpretarse, en términos de percepción pública, como un respiro financiero tras años de turbulencia. Sin embargo, desde una óptica estratégica, este resultado debe ser analizado con una cautela casi quirúrgica.

La rentabilidad no proviene de una mejora estructural ni de una transformación operativa, sino de un factor externo: la apreciación del peso mexicano. Se trata de una ganancia cambiaria, no de un incremento en eficiencia, producción o tecnología. En la práctica, esto significa que el corazón del problema permanece intacto: Pemex sigue siendo una empresa altamente endeudada, con una base productiva estancada y con una carga fiscal que asfixia su capacidad de reinversión.

Pagar 230 mil millones de pesos a proveedores no es un acto de virtud, sino una obligación postergada. Una nación que celebra el cumplimiento de sus compromisos como si fueran hazañas revela más sobre su crisis de expectativas que sobre sus logros.

Desde la lógica del poder, Pemex no está consolidando una ventaja, sino apenas conteniendo el deterioro. Mientras no se reforme su modelo de negocio y se redefina su rol en un entorno energético global que transita hacia la descarbonización, toda ganancia seguirá siendo coyuntural y, por ende, estratégicamente irrelevante.