LA PAUSA NO ES TRIUNFO, ES AVISO

Dominika Cohen

No es momento de festejos, sino de conciencia.

El acuerdo alcanzado entre la Dra. Claudia Sheinbaum y el presidente Donald Trump para aplazar por 90 días un arancel del 30% a productos fuera del T-MEC, no es una victoria diplomática: es una tregua condicionada, una advertencia en voz baja.

Porque el problema no está en lo anunciado, sino en lo que no se dijo.

No se conocen los términos, no se explica qué se cedió a cambio, no se aclara por qué Trump aceptó.

Y cuando no hay transparencia, no hay legitimidad.Sheinbaum informó una prórroga. Trump, en cambio, ganó el relato: dejó claro que los aranceles actuales continúan y que México no ha ofrecido aún una solución estructural. Mientras tanto, el costo lo pagan las cadenas productivas, los exportadores y sí, también el consumidor norteamericano, que comienza a presionar a su Congreso.

“La política no se improvisa; se estructura”.

Pero aquí se actuó con premura, sin plan visible, dejando entrever que ni De la Fuente ni Ebrard lograron avanzar, y que la nueva mandataria tuvo que entrar para contener una crisis que no inició, pero que ahora le pertenece.

“El precio de la grandeza es la responsabilidad”.

Y hoy la responsabilidad no es posponer el problema, sino enfrentarlo con seriedad, con estrategia y sin rendirnos a las presiones ni a los caprichos de nadie, ni dentro ni fuera del país.

“No se ganan acuerdos sin firmeza, y no se negocia desde la ambigüedad”.

Y eso es exactamente lo que aún falta: firmeza y claridad.

“El arte de la diplomacia no es solo evitar la guerra, sino construir el respeto”.

Pero el respeto no se compra con silencios ni con concesiones veladas.

Hoy México tiene 90 días.

No para celebrar un triunfo, sino para diseñar una política comercial coherente, una defensa soberana de sus intereses y sobre todo, para poner fin a esa zona gris donde el poder se esconde y las decisiones no se explican.

Porque si no se explica, no se entiende.

Y si no se entiende, entonces no se gobierna.