Hambre como Arma

Cayetana Mars

Historia como Juez.

En el tribunal de la conciencia humana, no hay absolución posible para quien convierte el hambre en un arma y la esperanza en rehén. Negar alimento, agua y medicinas a una población exhausta no es defensa: es barbarie. No es estrategia: es un crimen contra la humanidad.

Hoy, más de cien organizaciones claman ante el mundo que, en Gaza, la vida se estrangula entre las manos de un bloqueo inhumano. Los camiones con víveres permanecen varados mientras niños mueren con el vientre vacío, ancianos desfallecen y hospitales se convierten en salas de agonía.

Y en esta tragedia, Donald Trump no ha sido un observador distante. Su respaldo ciego a las políticas más duras de Israel, su complicidad silenciosa ante el uso del hambre como arma y su retórica que blanquea la represión han dado cobertura política a este crimen. Quien otorga permiso moral al verdugo comparte la culpa de la ejecución.

Quienes cierran la puerta a la ayuda no sólo impiden la llegada de suministros: intentan quebrar el espíritu de un pueblo. Pero la historia es implacable con los verdugos disfrazados de estadistas y con quienes les aplaudieron. Ninguna muralla, por alta que sea, detendrá el juicio moral de la humanidad. Y cuando llegue ese día, ni Trump ni sus aliados encontrarán refugio en el olvido.