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¿En qué país queremos vivir los mexicanos?

  • Foto del escritor: CARLOS GARCÍA GRANADOS
    CARLOS GARCÍA GRANADOS
  • 17 mar
  • 6 Min. de lectura

EL SOCAVÓN


CARLOS GARCÍA


Es increíble que los más de 130 millones de mexicanos nos encontremos sumergidos cada día más en una burbuja repleta de terror, de espanto y de inseguridad, derivado de constantes asesinatos de ciudadanos de los distintos estratos sociales, de todas las edades a manos del crimen organizado en todas sus modalidades, ocurridos en municipios, rancherías y  pueblos del nuestro vapuleado país, sin que las autoridades en sus tres niveles de gobierno puedan enfrentarlos y frenar sus indiscriminados actos delictivos.


Pese a que el gobierno federal que dirige Claudia Sheinbaum Pardo, siga insistiendo que las cifras van a la baja en crímenes en sus diferentes modalidades, la realidad es otra, pues no ha llevado a cabo un proyecto bien estructurado y certero que inicie con el sometimiento y aniquilamiento paulatino de los diversos grupos armados, que simplemente reclutan a más de 180 mil personas, siendo los tercer empleado en sus distintas modalidades y brindar un poco de confianza a los ciudadanos de todo el país.


El macabro hallazgo del perverso crematorio clandestino ubicado en el rancho Izaguirre, cuya superficie es de 10 mil metros cuadrados, en el municipio de Teuchitán, Jalisco, el lugar de “reclutamiento y exterminio” de personas inocentes a manos del crimen organizado, ya que en hace 10 días aproximadamente, se encontraron fosas clandestinas y restos óseos de al menos 400 personas que fueron incineradas perversamente, noticia que ha causado escozor en toda la república mexicana.


Los cárteles del narcotráfico siguen reclutando forzosamente a nuevas personas para seguir expandiendo su control por todo nuestro vapuleado país, colectivos de búsqueda afirman que existen cuatro maneras de reclutarlos. 


En el rancho Izaguirre se descubrió que el crimen organizado reclutaba a personas para incorporarlas a sus filas y enfrentar a sus rivales, lo utilizaban como centro de entrenamiento físico, táctico de manejo de armas y cómo asesinar a personas y expandirse por todo el territorio nacional.


Además incorporaban a “finísimas” personas como secuestradores, traficantes, extorsionadores y combatientes, de acuerdo a testimonios de colectivos de buscadores de personas desaparecidas. Iniciaban con pandillas para proporcionarles armas y controlar del territorio vendiendo droga al menudeo. 


También integran a personas adictas como halcones, informantes a cambio de drogas y los hacen sicarios improvisados. Enrolan a jóvenes que sean admiradores de narcotraficantes, que empiezan como halcones y ascenderlos a sicarios improvisados, posteriormente los hacen líderes de grupo, comercializadores de narcóticos, luego administradores de distribuciones de drogas, de extorsiones, así como de trata de personas, entre otros delitos.


Asimismo, el reclutamiento forzado cuenta con más líneas, con engaños les ofrecen trabajo -sobre todo jóvenes- a quienes detectan o citan en lugares comerciales. 


Particularmente en el estado de Jalisco, las autoridades de seguridad recibieron denuncias de jóvenes de otras entidades que se trasladaban a terminales de autobuses en donde serían en agencias de seguridad o “call centers”; otros más fueron levantados y privados de su libertad cuando salían a divertirse o a algún antro. 


Y aún hay más -apreciable lector- otro método más, es la sedición de jóvenes cuyas edades fluctuaban entre 16 a 30 años, fueron “enganchados” por mujeres previamente reclutadas y después de seducirlos, los entregaban a los grupos criminales. 


Estas son las tácticas utilizadas por el crimen organizado para engrosar sus filas de jóvenes que a base de engaños someten por “las buenas” a sus grupos criminales.


Sin lugar a dudas, para estos grupos criminales, la moral, los escrúpulos, la probidad, entre otros, son letras muertas, lo único que buscan es corromper a jóvenes entusiasmados por tener un trabajo mejor remunerado, caen en las redes de estos sujetos carentes de cualquier sentimiento bien intencionado, torcer las leyes a su antojo y seguir causando pánico entre mujeres y hombres, que están ávidos por seguir creciendo personal, profesional, social y económicamente, lo más increíble es que el gobierno federal, no tiene intención alguna por acorralarlos, acecharlos y someterlos, hasta lograr su extinción.


 Es preciso mencionar, que el crimen organizado es el quinto empleador de nuestro país de acuerdo a investigaciones publicadas por la revista “Science”, que estos grupos tienen en sus filas más de 175 mil personas, por supuesto que la reducción del poder que mantiene es evitar a toda costa el reclutamiento de más jóvenes. Dichos grupos criminales enrolan a 350 personas semanalmente.


Lamentablemente, al rancho Izaguirre ubicado en el municipio de Teuchitlán, Jalisco, ya recibió el mote de “Auschwitz mexicano”, que es una sábana forrada de cultivos de caña, que pasaba por desapercibido hasta que en septiembre del año pasado, la Guardia Nacional allanó dicho terreno entre tiroteos con las personas que estaban adentro de las instalaciones, en la que se arrestó a 10 personas, rescatando a dos secuestrados y había un muerto.


Recordemos que en Auschwitz se llevó a cabo el genocidio de miles de personas a fines de la segunda guerra mundial de 1940 a principios de 1945. Fue en ese año, cuando dos jóvenes eslovacos de Valter y Freddy escaparon, retornaron a su país en donde contaron a las autoridades lo que sucedía en dicho campo de exterminio lo que derivó en El Informe de Auschwitz que acabó en película documental, llevándola a la pantalla grande en el año 2021, dirigida por Peter Bebjak.


Pero fue en 1945 cuando tropas soviéticas ingresaron al campo de Auschwitz para liberar a niños, jóvenes y adultos. En los años de operación de dicho campo, se descubrió que muchos infantes fueron sujetos de experimentos médicos a través del médico nazi Josef Mengale.


 Por cierto, la palabra Teuchitlán, se deriva de la voz Teotzitlán o Teutzitlán que se interpreta como “lugar dedicado a la divinidad”, “lugar del dios Tenoch” o “lugar dedicado al dios reverenciado”. La cultura Teuchitlán, habitantes de los Guachimontones se especializaron en la utilización de la obsidiana en sus artesanías y en sus esculturas.


Es preciso comentar que no es la primera ocasión que se encuentran campos de exterminio mexicanos, los hornos clandestinos en donde grupos relacionados con el narcotráfico han aprovechado para efectuar todo tipo de acciones violentas, en donde torturan, secuestran y llevan a cabo homicidios. 


En nuestro país tenemos una crisis de más de 100 mil desaparecidos desde hace más de 15 años, que se ha recrudecida, por la inacción de los gobiernos en turno, por lo grupos de buscadores han enarbolado la bandera de dedicarse a buscar por todo el territorio mexicano a sus familiares o amigos desaparecidos, sin tener el más mínimo apoyo de estos.


Tenemos todos los mexicanos muchas interrogantes qué hacernos, pero la más sencila es: ¿En qué país queremos vivir los mexicanos? 


En el violento, debido a que el gobierno fallido del escondidito Andrés Manuel López Obrador, que con su nefasta “estrategia” de “abrazos no balazos” fue un fracaso rotundo en el que más asesinatos hubo con más de 200 mil personas cayeron a manos del crimen organizado. O en el de paz, en donde podamos circular por todo el territorio nacional sin el temor se ser asaltado, (que sería le menos riesgoso o el de ser secuestrado y desaparecido a manos del crimen organizado que opera a su antojo por toda la nación.


Por supuesto que el régimen de Claudia Sheinbaum tiene también la palabra, pues debe comenzar a desmantelar al crimen organizado en todas sus modalidades para darle certeza a su administración ante los ojos de todos los mexicanos y demostrar que se está desmarcando del tabasqueño, aunque Amlo, insiste en ser la mano que mece la cuna. 


Pero la respuesta también está en nuestras manos, es el momento de apretarle a la actual administración o de lo contrario nos arrepentiremos.


JUAN CARLOS VARGAS PIMENTEL, MANIPULA A OTOMIES EN CAHUACÁN


En Cahuacán, estado de México, está operando Juan Carlos Vargas Pimentel, quien se presenta como “gobernador indígena de la nación otomí señorío de Cahuacán”, desea que se le reconozca en el municipio  de Nicolás Romero a dicha comunidad para ser incluidos en el catálogo de comunidades indígenas del Cedipiem para recibir los programas sociales que la “ley los faculta”.


Por supuesto que las intenciones de Juan Carlos Vargas Pimentel son las de paulatinamente irse apoderando de terrenos pequeños, medianos y de grandes superficies para despojar a los legítimos propietarios que tienen décadas habitando en ellos o de algunos terrenos en los que los dueños tengan algún problema con la escrituración.


Esperemos que los habitantes del pueblo Santa María Magdalena Cahuacán,  tengan a bien abrir los ojos y estar atentos para que no tengan problemas con sus tierras. 


Lo asombroso, es ser testigos que personas como Juan Carlos Vargas Pimentel, utilice…


Santa María Magdalena Cahuacán, es uno de los 10  pueblos pertenecientes al municipio de Nicolás Romero, en el Estado de México, la entidad más poblada del país con más de 18 millones de habitantes. 


 De esta manera, en pleno 2025 Juan Carlos Vargas Pimentel, se aparece para que se les reconozca a esta comunidad otomí, sin decir realmente cuáles son los motivos que lo motivaron para querer ser reconocidos. 


Por lo pronto, los oriundos y propietarios de predios, terrenos, casas y ranchos, deberán abrir muy bien los ojos para no ser sorprendidos por Juan Carlos Vargas Pimentel, quien manipula a la comunidad otomí, y realmente no trae honestas y buenas intenciones para estos lugares.    


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