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Durante Marcha Feminista en San Luis Potosí, Reportera es Agredida por Mujeres

  • Foto del escritor: laruedadelpodermx
    laruedadelpodermx
  • 10 mar
  • 3 Min. de lectura

Socorro Valdez Guerrero


Orquídea Fong, me duelen tus lágrimas de impotencia por los golpes que te dieron ¡Mujeres! 

Por ellas, que exigen igualdad y te silencian cuando sólo quieres informar.


Me duele que pregonan que sin mujeres, la historia está incompleta y violentan tu derecho de hacer historia y documentar sus acciones.


Me duele, aunque no te conozca, que seas víctima de ¡Mujeres! Por ser periodista.


Que en grupo, en colectivo, te ataquen, mientras gritan defender nuestros derechos. 


Me duele que al agredir a Orquídea Fong, no recuerden que la precursora del feminismo mexicano, fue la periodista, Adelina Zendejas Gómez.


Duele que la frase de la también periodista Gloria Steinem: “cada vez que una mujer se defiende a sí misma, defiende a todas”, su acción sea con violencia a otra mujer.


Me duele que en tu lucha, lastimes a quien sólo difunde tus métodos de manifestación. 


Me duele tu odio, tu falsedad de mujer y esa lucha, que no es hombro con hombro.


Me duele el silencio de muchas.


Me duele que sólo sean lemas y no “Para TODAS las mujeres y niñas: derechos, igualdad. Empoderamiento”.


Me enoja que hay omisión a tus demandas que te llevan a ser violenta y ver como enemiga a otra ¡Mujer!


Me duele la impunidad y la falta de castigos a los delitos de cualquier género.


Me duele que promuevas: “Las mujeres somos el reflejo del amor y la lucha” y destroces a tu paso.


Me duele que grites: ¡Ni una más! Y seas la que toca a una más. 


Me duele que uses a tus colectivos, asociación o grupo para imponer fuerza y justifiques como protesta.


Me duele que enseñes a pequeñas mujeres a defender derechos y exigir respeto, con golpes y no con ley en la mano.


Duele tu rencor que evidencias en cada marcha.


Entristece que ves enemigos en cada hombre.


Me duele cuando manipulas ser mujer para dañar.


Dueles, porque también soy mujer, y quiero nuestra protección.


Porque como tú, en cada escrito, en cada acción, exijo respeto a nuestros derechos.


Duele porque también he sentido la impotencia de ser víctima del hombre y hasta de la mujer con poder.


Duele porque quiero castigo ejemplar a quien me hace daño, te hace daño, y no con agresiones.


Duele porque no, quiero que ¡Tú!, en tu lucha por todas, hagas daño.


Me duele que desboques en cada acción, amargura y frustración, en lugar de pelear juntas contra el yugo de lo que nos lastima.


Me enoja que para exigir que los omisos y negligentes te escuchen, derribes, pintes y destroces, porque ¡No! Logras más que dejar dañar a tu paso.


Porque dejas eso a la historia, consignas que revelan imposición: “el que no brinque es macho“.


Y demuestran que “somos malas y podemos ser peores”.


Me duele porque así no se obtiene ¡Justicia!


Porque tú violencia a otros, revela que eres igual que ellos que lastiman.


Porque mujer, no es la que daña a otras ni ataca con mentiras a un hombre.


Mujer no es la que ve a otro género como enemigo.


Me enoja que las dañes a ellas, y también que les pongan uniforme para enfrentarte. 


Me enoja que lastimes a ellas y ellos, que sólo trabajan para informar tus acciones.


Me enoja que impongas autorizar derechos y el libre tránsito.


Me molesta que te erijas para decidir quién o hasta qué mujer se acercar a tu movimiento y que ataques a quien sólo difunde tus malas acciones. 


Me enoja que cada un ocho de marzo se usa como bandera política e hipócrita declaración.


Me enoja tanto desgarre y verborrea con el color partidista.


Me enoja la nula justicia nula y autoridades cómplices.


Me dueles, porque simplemente son pocas las buscadoras de desaparecidas.


De mujeres con derechos y cada vez más, las promotoras de ¡Violencia! 


Me duele que eres mujer de destrozos, mientras ellas, las que dices representar, esperan horas, días, y meses en una fiscalía que no las escuchen ni las atiende, porque no hay heridas ni sangran visiblemente.


Me duele que mientras destrozas y marchas acompañada de falsas lideresas y mujeres de gobierno, cada segundo violan a una, matan a otra, y desaparecen a tantas.


O mientras gritas en las calle y hasta violentas a otra mujer, en el silencio y la obscuridad de un cuarto o un baldío, ella se arrincona con miedo a que la maten.


Me duelen mujeres, porque somos muchas y sólo salir un ocho de marzo para gritar consignas, cargadas de odio, no obliga a las fiscalías, la policía y los gobiernos, a resolver esas carpetas olvidadas de mujeres que denunciaron un delito.


Ni se castiga a servidores públicos por no aplicar la ¡Justicia! Preventiva y dejar que el que viola, golpea, desaparece mujeres o es feminicida, camine a la luz pública, impune en busca de otra víctima.


 
 
 

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